Como siete perros en una cama de noventa. Como un grupo de surfistas esperando la ola adecuada. Como los sueños que teniamos de pequeños, aquellos que ya hemos renunciado a cumplir y aquellos que ya cumplimos. Como la sensación de ser la única persona en el mundo a la que le ha pasado, aunque sabemos que no es así. Como ese momento en que nos damos cuenta de que el tiempo se ha acabado y nos rendimos. Como el Gran Cañon del Colorado, tan grande pero tan solitario. Como esa canción antigua que siempre recordaremos. Como todos esos momentos de la vida que nos quedan por sentir y todas esas personas que conoceremos.
Amanece en unas calles aun vacías y solo siento la necesidad de correr. Sentir la velocidad que me hace olvidar la realidad, que me hace sentir parte de algo más grande que yo. Tengo tantas cosas que decir y tan pocas palabras soy capaz de discernir, que sentir el aire contra mi cara me ayuda a gritar y echar fuera todos esos días de mi vida que me sobran, desprenderme.
Como ese día en que te repites una y otra vez que despertarse a sido un error. No hay muchos en la vida, pero afectan.

Como ese error que te perseguirá durante toda tu vida.

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